jueves, 24 de noviembre de 2011

Sólo esto quiero…

Que no me robes mi esencia, que no me robes mi ser…
Que no me obligues a hacer aquello que no quiero
Que no me culpes por tus reacciones
Que no me anules
Que no me maltrates
Que no me grites
Que no me golpees

No quiero seguir andando de puntillas para evitar provocarte

No quiero seguir con la falsa esperanza de que cambies porque esto depende de ti no de mí…

Quiero dejar de sentir que vivo en un campo minado, en el que sólo tengo la certeza de que explotarás
Quiero que aceptes mis defectos igual que mis virtudes
Quiero que me cuides, no que me controles
Quiero que estés cerca, no que me invadas
Quiero que me abraces, no que me asfixies
Quiero que seas mi compañero, no mi dueño
Quiero que me permitas ser yo
Quiero sentirme libre
Quiero vivir! 

                                                                                                                   Zoe                                                          

domingo, 28 de agosto de 2011

¿Duele el amor?

El amor es un sentimiento tan puro que definirlo con palabras exactas cuesta. Es una especie de “magia” que nos hace soñar, nos hace sentir libres y nos hace proclives de compartir ese estado de cosas con la persona que uno quiere.

Uno de los aspectos principales del amor es el de dar sin recibir nada a cambio; es anteponer las necesidades del ser que uno ama sobre las propias sin considerarlo a su vez un sacrificio. Es el sentimiento más puro, libre y desinteresado; no es egoísta. Es entregar sin esperar nada a cambio…Es como reza Corintios I, capítulo 13, en sus versículos 4 y 5: “El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.” 

Aunque parezca cursi o trillado posiblemente esta sea la forma más exacta de definir el amor, no así cuando se maltrata, golpea, grita, se “anula” a una persona hasta “cosificarla”, hasta hacerla sentir que no es nadie, que es un objeto y que sus sentimientos no cuentan; esto no es amor, esto es Violencia.

Las víctimas de violencia no viven amor, viven sometimiento y bajo el sentimiento de querer ganar aceptación por parte de su agresor actúan incasablemente para complacerlo y no “provocar” en él ira y enojo. Incluso, estas víctimas pueden llegar a mostrarse dóciles a fin de ganar “aprecio y amor”, cuando por el contrario, lo que pudieran alcanzar con este comportamiento es odio y sadismo hacia ellas, pues estos seres perversos mal utilizan esta sumisión para abusar y tener el control de la relación.

Cuando hay violencia se hace daño en nombre del amor. Sergio Sinay en su libro “Las Condiciones del Buen Amor” señala lo siguiente: “El buen amor o amor sano es posible cuando nace respetando las diferencias y cuando esto a su vez se convierte en una cuestión de principios innegociables.”                  

Que definición tan acertada de lo que es el amor sano, sin embargo, tradicionalmente educan a las mujeres para ser la “media naranja” del otro. En el amor no se trata de ser la mitad del otro; se trata de ser dos personas enteras con sus gustos, preferencias y deseos, que inician una relación, un proyecto de vida juntos. Basado en esto último, el amor también es aceptar las diferencias…Es mantener nuestra esencia, aquello que nos permite demostrar lo que verdaderamente somos.

Las relaciones saludables se basan en un afecto sincero, requieren confianza y respeto mutuo. No se debe hacer del amor una guerra. ¿Por qué vivir prisionera, aterrada, angustiada, avasallada y sometida en nombre del amor? ¿Por qué conformarnos con menos de lo que merecemos? El amor no duele y quien te quiere no te maltrata… 

jueves, 21 de julio de 2011

Un texto de Pablo Neruda

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente estas que regresan el brillo a los ojos,
y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está infeliz con
su trabajo, con su amor;
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
atrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo Hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!

Yo pude…¡Tu también puedes!

Antes de cualquier paso...
·       Reconocer el problema y la necesidad de ayuda terapéutica.
·       Aprender a entender que como seres humanos tenemos derecho al respeto, a una vida sin miedos, a tomar decisiones sobre mi vida, a recuperar mi yo, mi dignidad…
Quien me ayudó…
·       Primero Dios
·       Luego encontrar una terapeuta sensibilizada y entrenada en el tema de la violencia (Lic. Soraya Lara), que sabe la dinámica de estas relaciones, las necesidades de nosotras y la forma de acompañar a una mujer que necesita aprender a poner límites, a respetarse y a decidir sobre su vida.
·       Yo misma, pues si no se reúne el coraje para atreverse a cambiar, a buscar soluciones y otros rumbos…la terapeuta no nos puede ayudar...
Y una maravillosa red familiar y social:
·       Mis hijos, por todo su apoyo, su comprensión, por acompañarme en el proceso de curación de tantas heridas, no sólo mías sino de todo un sistema familiar que tenía que aprender a relacionarse de una manera donde lo que primara fuera el respeto, la honestidad de poder hablar de frente y sin miedo de nuestros temores, de las dudas, del pasado y del futuro…
·       Mi madre con su amor incondicional, mis hermanos por haber dicho sin palabras estamos aquí, por comprenderme y perdonarme…
·       A las amigas que no perdí en el camino, las que no se alejaron aunque yo me alejara…Y a las que encontré cuando comencé a volar por mí misma, por mi vida, por mis sueños, por mis anhelos….
·       Al Pacam , institución en la que estuve como voluntaria devolviendo un poco de todo el amor que recibí, nutriéndome de enseñanzas y de las herramientas que he adquirido para seguir Rescatando Mariposas…. Y que han sido fundamentales para mi crecimiento y para poder dar apoyo a otras.
·       Liberarme de tanto dolor para convertirlo en experiencias que sirvan para enseñar a otras que sí es posible vivir en libertad y sin miedos.

 NO TE QUEDES CALLADA, BUSCA AYUDA, TIENES DERECHO A VIVIR TU VIDA COMO ENTIENDAS QUE ES MEJOR PARA TI.
Sonsoles

¡Otra más…!

“¡Otra más…!” escuché esta frase recientemente esperando que me brindaran servicio en un banco comercial.  No puedo negar que sentí una curiosidad enorme cuando oí aquel señor de unos cincuenta y tantos años decir aquello con un periódico en la mano; ¿a qué se refería exactamente? ¿Qué quería decir con “¡otra más…!”? Disimuladamente me acerqué haciendo creer que buscaba algo que se me había caído al suelo y así, de esta manera ver que estaba leyendo este señor. Aquella exclamación de  “¡Otra más…”! no era otra cosa que un caso más de otra mujer asesinada  a manos de su pareja; un caso más de los tantos que nos han impresionado en los últimos años y que en meses recientes es tanto el bombardeo de estas terribles noticias que dejan claro que las estadísticas de muerte por violencia crecen de manera acelerada. En ese momento sentí una enorme indignación, pues me percaté de cómo vamos perdiendo nuestra capacidad de asombro, hablamos de “otra más” como si nos estuviéramos refiriendo a un evento normal. Es como si viéramos las estadísticas de una de nuestras glorias dominicanas en el baseball. Nos queda tan claro el brazo poderoso de un jugador de la talla de Alex Rodríguez o Sammy Sosa que sus “jonrones” los esperamos como algo normal, apostamos a que así será.  Y así va sucediendo: son tantos los casos que vemos en el periódico que ya no nos asombramos, ¿qué estamos haciendo nosotros para evitarlo? Posiblemente algunos pensaremos  que es poco lo que podemos hacer, que esto es tema de fiscales, policías, psicólogos, psiquiatras, pues NO y rotundamente ¡NO! Esto es un grave problema social que nos afecta a todos. Que no podemos seguir haciéndonos eco al ver las noticias y exclamar “¡otra más!” Desde nuestra posición como ciudadanos estos casos de violencia se pueden evitar si tan solo dejamos de mitificar socialmente los problemas de abuso como si fueran problemas normales de pareja. Y cuando hablo de mitificar me refiero a todas las veces que vemos y oímos cerca de nosotros relaciones abusivas y solamente exclamamos “en pleito de marido y mujer nadie se puede meter” o “eso es lo de nunca acabar, ahí están matándose nuevamente para después arreglarse”. ¿Por qué no actuamos? Si tan sólo entendiéramos que estas mujeres que terminan con una muerte física, ya hace años que ese maltratador las ha asesinado psicológicamente, ha logrado que ellas sean “nadie”. Estas mujeres aterradas, reducidas y desvalorizadas necesitan apoyo e información. Si hoy hacemos un ejercicio mental, me atrevo a afirmar de manera categórica que conocemos al menos un caso en el cual podemos identificar violencia (una relación cuya base es el abuso o maltrato físico o verbal). Acerquémonos a estas mujeres, recomendemos el uso de las fiscalías para proteger sus vidas u otras organizaciones como la Fundación Rescatando Mariposas. Reconocer un caso de violencia y quedarnos de brazos cruzados es permitir tácitamente que suceda ¡otro caso más! Peor aún, estas noticias indirectamente incentivan a hombres violentos a seguir cometiendo femenicidios porque sienten que nadie está haciendo nada, que sólo unos cuantos luchan para erradicar este mal social, No permitamos que las estadísticas sigan creciendo, ¡detengamos la violencia! Escríbenos rescatandomariposas@gmail.com
Zoé

lunes, 27 de junio de 2011

La Personalidad del Maltratador

Un maltratador es, por lo general, una persona que tiene una marcada inmadurez psicológica o emocional y probablemente haya sido víctima de abuso durante su niñez o haya sido testigo de relaciones abusivas y no ha logrado aprender maneras más adecuadas y saludables de relacionarse con los demás. Suele ser una persona con dependencia afectiva, inseguridad, es inestable -emocionalmente hablando, impaciente e impulsivo.  Habitualmente traslada la agresión que ha acumulado hacia su mujer, pareja o novia. Su baja autoestima le ocasiona frustración y esta frustración trae consigo violencia.
Algunas características notables de un abusador son las siguientes:
  • Tiene una baja tolerancia, un temperamento explosivo y cualquier incidente menor desata su agresión.
  • Tiende a aislarse, no se relaciona mucho.
  • Es muy inseguro, excesivamente posesivo y celoso. Tiene una fuerte necesidad de controlar a los demás o restringir sus derechos y su libertad.
  • Necesita de personas sumisas que se sometan a su voluntad.
  • A menudo, mantiene relaciones superficiales con diferentes personas. No se compromete afectivamente.
  • Tiene expectativas que no son realistas.
  • Es demandante.
  • Ordena, no pide.
  • Tiene una alta capacidad de engañar a los demás y se engaña a sí mismo.
  • Culpa a los demás de sus propios problemas, o culpa al mundo, a la vida o a una situación particular.
  • No se hace cargo del daño que causan. No tiene consideración ni siente o demuestra empatía.
  • Suele tener una doble personalidad: puede ser amable y encantador por un lado, y sumamente cruel y sarcástico por otro.
  • El abusador hace que la víctima se sienta responsable de sus sentimientos, en lugar de hacerse responsable él mismo de sus propios sentimientos.
  • Amenaza a la víctima. La insulta, humilla, la ataca verbal o físicamente. La hace sentir culpable para justificar su acto de abuso.
  • Necesita dominar las conversaciones y las ideas, y necesita ser el centro de atención en todo momento.
  • Se rehúsa a disculparse, siempre tiene la razón.
  • Juzga o rechaza a la víctima o lo que ésta hace.
  • Usa castigos y recompensas para manipular emocionalmente a la víctima.
  • Invade la privacidad de la víctima.
  • Subestima a la víctima, minimiza sus necesidades y sentimientos, o simplemente, la ignora.
Los psicólogos norteamericanos, el Dr. John Gottman y Dr. Neil Jacobson señalan que los hombres maltratadores caen en dos categorías: Pitbull y Cobra, cada uno con sus propias características. El Pitbull espía a su mujer, es celópata, cae bien a todas las personas, excepto a sus novias o esposas, mientras que el Cobra es un sociópata, frío, calculador y puede ser cálido.

Pitbull:
  • Solamente es violento con las personas que ama.
  • Es celoso y tiene miedo de que lo abandonen. Incrementa su nivel de violencia al sentirse abandonado.
  • Priva a su esposa o novia de su independencia.
  • Tiende a la ira, a vigilar y a atacar públicamente a su compañera.
  • Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión.
  • Tiene algún potencial para la rehabilitación.
  • Posiblemente tuvo un padre abusivo.
Cobra:
  • Es muy probable que sea agresivo con todo el mundo.
  • No depende emocionalmente de otra persona, pero insiste en que su compañera debe hacer lo que él quiere siempre.
  • Es más propenso a amenazar con cuchillos o revólveres.
  • Se calma internamente, según se vuelve agresivo, esto es, mientras más intensa es su agresión, más calmado y tranquilo se muestra.
  • Es difícil tratarlo con terapia psicológica, no se reconoce violento ni se arrepiente de sus actos.
  • Abusa de las drogas o del alcohol.
  • Tiene rasgos paranoicos: revisa cartera, celular, correos, notas, apuntes.
  • Son psicópatas de “cuello blanco”.
Las características citadas anteriormente son generales, producto de investigaciones que han hechos psiquiatras y psicólogos expertos en materia de violencia; sin embargo, es preciso recordar que cada persona es única. Sus patrones de conducta dependen de lo que han sido sus experiencias, por lo que un abusador puede presentar ciertas características que no necesariamente tenga otro abusador. Pero, sin distinción tienen una marcada tendencia a ejercer poder y control sobre sus víctimas y se valen de maltrato psicológico o físico para esto. El sentimiento de que “pierden el control” sobre ellas y la amenaza de que pudieran ser “abandonados” incrementa potencialmente su agresión hasta el punto de llevar a cabo la amenaza de muerte.

Es por eso que las víctimas que sufren violencia deben buscar ayuda para proteger sus vidas y la vida de sus familiares más cercanos. 

domingo, 26 de junio de 2011

¿VIVES VIOLENCIA?

Para conocer si vives violencia o si te encuentras en una situación de riesgo te pedimos que respondas a las siguientes preguntas. Al terminar, suma el puntaje total y compáralo con el índice de abuso que se presenta al final.


1. ¿Sientes que tu pareja constantemente te está controlando?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

2. ¿Te acusa de infidelidad o de que actúas en forma sospechosa?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

3. ¿Has perdido contacto con amigas, familiares, compañeras/os de trabajo para evitar que tu pareja se moleste?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

4. ¿Te critica y humilla, en público o en privado, sobre tu apariencia, tu forma de ser, el modo en que haces tus tareas hogareñas?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

5. ¿Controla estrictamente tus ingresos o el dinero que te entrega, originando discusiones?
Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

6. Cuando quiere que cambies de comportamiento, ¿te presiona con el silencio, con la indiferencia o te priva de dinero?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

7. ¿Tiene tu pareja cambios bruscos de humor o se comporta distinto contigo en público, como si fuera otra persona?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

8. ¿Sientes que estás en permanente tensión y que, hagas lo que hagas, él se irrita o te culpabiliza?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

9. ¿Te ha golpeado con sus manos, con un objeto o te ha lanzado cosas cuando se enoja o discuten?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

10. ¿Te ha amenazado alguna vez con un objeto o arma, o con matarse él, a ti o a algún miembro de la familia?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

11. ¿Sientes que cedes a sus requerimientos sexuales por temor o te ha forzado a tener relaciones sexuales?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

12. Después de un episodio violento, él se muestra cariñoso y atento, te regala cosas y te promete que nunca más volverá a golpearte o insultarte y que "todo cambiará"

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

13. ¿Has buscado o has recibido ayuda por lesiones que él te ha causado? (primeros auxilios, atención médica, psicológica o legal)
Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

14. ¿Es violento con los hijos/as o con otras personas?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

15. ¿Ha sido necesario llamar a la policía o lo has intentado al sentir que tu vida y la de los tuyos han sido puestas en peligro por tu pareja?

Sí ____ a veces ____ rara vez ____ no ____

Indice de abuso
Valor de cada respuesta
Si 3 puntos
A veces 2 puntos
Rara vez 1 punto
Nunca 0 puntos

Suma los puntos de cada respuesta, y el total te proporcionará el Índice de abuso a que estás expuesta.

De 0 a 11 puntos. Relación abusiva Existencia de problemas en los hogares, pero que se resuelven sin violencia física.

De 12 a 22 puntos. Primer nivel de abuso La violencia en la relación está comenzando. Es una situación de ALERTA y un indicador de que la violencia puede aumentar en el futuro.

De 23 a 34 puntos. Abuso severo En este punto es importante solicitar ayuda institucional o personal y abandonar la casa temporalmente.

De 35 a 45 puntos. ¡Abuso peligroso! Debes considerar en forma URGENTE e inmediata la posibilidad de dejar la relación en forma temporal y obtener apoyo externo, judicial y legal. El problema de violencia no se resuelve por sí mismo o con que ambos lo quieran. Tu vida puede llegar a estar en peligro en más de una ocasión o tu salud física o mental puede quedar permanentemente dañada.

¡ESTAMOS AQUI PARA AYUDARTE, CONTACTANOS!

viernes, 24 de junio de 2011

Hambrientas de Amor

La historia de Ana es similar a las tantas historias de otras mujeres que han sufrido violencia psicológica. Ana vivió 12 años de humillación, discriminación y anulación, se sentía sola, incomprendida, reducida.  Se privaba de expresar su punto de  vista por temor a ser insultada por su pareja porque cada vez que emitía una opinión, su esposo Marcos, le lanzaba improperios, le decía “mejor quédate callada, que ni sabes lo que estás hablando…”. Ana dejó de salir con sus amigos porque le producía tensión “provocar” un momento desagradable para él y que éste estallara… Así dejó de hacer muchas de las actividades que anteriormente disfrutaba, sentía como día tras día fue perdiendo el contacto con ella misma, se sentía incapaz de pensar, sentir o actuar de forma independiente. Con el paso del tiempo, un nuevo sentimiento empezaba a crecer en Ana: ira contra ella misma, pues reconociéndose una mujer capacitada profesionalmente y con deseos de desarrollarse, había perdido su esencia, sus gustos, su deseo de vivir, descuidó su aspecto físico, no dormía, no comía, prefería pasar muchos momentos a solas y cualquier evento insignificante la irritaba.  Un día se levantó lista para enfrentar su rutina de preparar los niños para ir al colegio, prepararse ella para llegar a su trabajo, que el desayuno de Marcos estuviera preparado tal cual como él exigía (un huevo pasado por agua con 3 minutos de cocción –no más!, dos tostadas de pan blanco, un jugo de naranjas, el periódico sobre la mesa intacto porque era él la primera persona que debía leerlo y, para terminar un café que debía ser servido inmediatamente después que él terminara el último sorbo de su jugo). Aquel día Marcos decidió ponerse su camisa a rayas azules y zas! Le faltaba un botón. Aquello fue motivo para volverse contra Ana y descalificar cada una de sus actuaciones, pues esa “buena para nada” debía procurar que sus camisas estuvieran perfectas para él usarlas. El desayuno y todo lo que Ana se había esforzado para que el día iniciara de buena forma, se fue a pique; Marcos rompió la camisa, tiró los platos, gritó, descalificó a Ana delante de los niños…Con lágrimas en los ojos y con sentimientos encontrados de rabia, ira, frustración, Ana gritó: ¡hasta aquí!  ¡Nos divorciamos!

Ella encontró refugio en su familia, sus amigos más cercanos, y otras personas que estuvieron dispuestas a escucharla y apoyarla. Julia, su mejor amiga, le insistía que buscara ayuda y que asistiera a un especialista en violencia de género, pero Ana decidió no recibir terapia, bajo el entendido de que ya ella estaba sana y la mejor prueba, según ella afirmaba categóricamente fue la decisión de dejar esa relación que tanto la agobiaba.

¿Por qué es importante recibir terapia?

Las víctimas de violencia de género sufren daños psicológicos muy graves, por esto la importancia de recibir un tratamiento terapéutico con la finalidad de recuperar la salud mental que se necesita para iniciar una nueva vida, una nueva relación. Se recomienda realizar terapia con un experto (a) en materia de violencia porque de lo contrario, pudiera manejarse parcialmente la afección de la víctima (la depresión que sufre o sus inseguridades para tomar decisiones o su baja autoestima, entre otras).

En los casos de violencia de género hay que ser cuidadosos a la hora de hacer intervenciones desde el punto de vista legal y psicoterapéutico.  Las intervenciones a las víctimas de violencia de género debe tener un enfoque directo y cuyas acciones sean dirigidas a la protección de la mujer, partiendo de que en una relación de violencia su vida corre peligro.

Un experto en la materia provee a su paciente herramientas que le ayudan a poner límites, a identificar señales y a identificar las consecuencias que sufren las víctimas de violencia por causa del sometimiento. Ayuda también a identificar los rasgos del agresor.     

Cuando no se recibe la terapia de un experto, suele manejarse la violencia de género como un conflicto entre parejas y la violencia de género es una relación de abuso, mediante la cual el hombre ejerce poder y control sobre la mujer hasta llevarla al sometimiento, por tanto, una relación de abuso no puede manejarse como una relación de pareja, de hecho durante las terapias se debe tratar a la víctima y su agresor por separado, considerando que la terapia busca la recuperación de la salud emocional de la víctima y las consecuencias que esta sufre por tanto sometimiento la lleva a sentir miedo, angustia y ansiedad.

El riesgo de que Ana repita la misma historia es alto, debido a que las mujeres que sufren violencia de género quedan “hambrientas de amor”. Son tantos los traumas que reciben que quedan necesitadas de que alguien las valore, las ame como ellas desean sentirse amadas. De no recibirse el tratamiento adecuado no se puede garantizar que la mujer que ha sido víctima de violencia recupere su salud emocional y sea capaz de vivir una nueva relación de una forma sana, ya que se tiende a repetir patrones, de ahí que conocemos personas de quienes escuchamos comúnmente, “todas las relaciones de Fulana son iguales, terminan en lo mismo…” 

¿Cuáles son los beneficios al recibir la terapia para superar la violencia de género?

Algunos de los beneficios que podemos señalar:

v  La mujer empieza a valorarse.
v  Siente seguridad de sí misma, por tanto pierde el miedo.
v  Aprende a poner límites.
v  Deja atrás el sentimiento de culpa y entiende que sólo es responsable por sus propias actuaciones.
v  Es capaz de identificar las señales, los comportamientos de la pareja, que dejan claramente entendido de que está en una relación de violencia.
v  Aprenden que la única persona a la que pueden cambiar es a ellas mismas.

domingo, 8 de mayo de 2011

El Ciclo de la Violencia

La violencia se establece progresivamente en la pareja y generalmente inicia con agresiones psicológicas, hasta terminar en violencia física y llegar incluso, al homicidio. En la mayoría de los casos no ocurre en forma continua sino que obedece a ciclos que con el paso del tiempo se hacen más frecuentes.  La intensidad de cada ciclo de violencia obedece a que el agresor siente que va perdiendo “control” sobre su víctima y necesita demostrar poder.

El agresor de forma consistente denigra a su pareja, lo que es, dice o hace; descalifica a la víctima afectando su autoestima; las amenazas y manipulaciones son también parte de las ”armas” que utiliza el agresor contra su víctima.   

 
El ciclo consta de las siguientes fases:

  v  Tensión:
Es la primera fase del ciclo de violencia y se da cuando surgen eventos externos que causan la impotencia del agresor (se pueden citar como ejemplos, los conflictos en el trabajo o la ausencia de este, la falta de dinero que impide el pago de cuentas, entre otras). La tensión es el resultado de la suma de las frustraciones que siente el agresor.

        v  Estallido:
Durante esta etapa se acumula tensión y el agresor decide reaccionar contra su pareja mediante el abuso verbal, insultos y/o acusaciones, ataques físicos o ataques sexuales violentos. El abuso siempre es intencional y nunca es accidental; busca herir, humillar, tener poder o control sobre una persona. En esta etapa el agresor pasa a la acción!

v Luna de Miel:
En esta etapa se da el “arrepentimiento”. El agresor se muestra cariñoso, hace regalos y trata de mostrar su arrepentimiento. Pudiese también adoptar un rol de víctima para manipular a su pareja. De esta manera, el agresor persigue justificar su reacción. Busca minimizar lo sucedido a través de culpar a otros que, en la mayoría de las veces suele ser la misma victima, haciéndola sentir la razón principal por la que él estallara: “Tú me provocas”; “si no hubieses dicho…o hecho esto” son frases comunes que utiliza el agresor como mecanismo de defensa y justificación ante su reacción.

Mediante esta etapa el agresor persigue convencer a la víctima con “la ilusión del cambio” de parte de él mismo. La victima por su parte empieza a creer esta interpretación y a atribuir al agresor aspectos que ayudan a negar la realidad (“el es bueno…”, “el me quiere”, “el está teniendo problemas”).

Con el tiempo esta fase se va reduciendo, siendo cada vez mas breve y hasta llegar a desaparecer. En cambio, la etapa del estallido se intensifica cada vez más en la medida que el ciclo es más frecuente.

La mujer maltratada tarda para identificar que está viviendo una situación de violencia; cuando ya se decide a pedir ayuda posiblemente ha pasado varias veces por el ciclo, por tanto, generalmente recibe la ayuda cuando ha perdido confianza en sí misma y su autoestima está disminuida. Otros de los sentimientos que tiene la víctima de violencia es ansiedad, depresión, ira, adicción, dificultad para relacionarse, soledad (se aísla del entorno familiar o de amistad), agotamiento y  somatización.         

domingo, 17 de abril de 2011

SONSOLES DE LUNA

Cuando he tenido dudas sobre qué camino tomar me gusta consultar a esta amiga, la luna, quizás es conversar conmigo misma. Quisiera prestar mis alas a tantas otras que esperan que ocurra el milagro que las saque del infierno en que viven, muchas hablan de esto pero pocas saben lo que siento pues no lo han sufrido, es muy fácil hablar de lo que no has vivido pues te permite criticar sin haber sentido. A veces cuando trato de ayudar a otras es como sentir ser un poco el Quijote, pues es luchar contra molinos de viento, es luchar contra todo un sistema que a veces nosotras mismas sostenemos. Realmente todas las que luchamos en el tema de la violencia intrafamiliar somos vistas como raras, pero cuando sabes, cuando conoces, es egoísmo callar. Y surgen dudas, y surgen temores, pero es imperioso seguir, pues esta desnudez del alma, esta desnudez del cuerpo es reencontrarse, es volver a ser yo, es retomar mi vida donde la perdí, donde perdí el control, donde perdí la autonomía, donde perdí mi identidad, lo cual quizás sucedió al nacer pues cuando llegamos a familias donde lo que prima es un sistema autoritario y patriarcal no hay mucho donde buscar, no es fácil encontrar el camino que nos conduzca a la liberación.

Ayer estuve conversando con una de tantas y que triste es oír que creemos que no podemos seguir solas y cuando oímos su historia nos damos cuenta que hace mucho están solas. ¡Pero qué bueno es entender que podemos solas, qué bueno es saber que la vida no termina, qué bueno es ser dueñas de nuestras vidas y tener el control, ese control que nos arrebataron hace tantos siglos!

A veces pienso en el pasado y realmente no entiendo cómo es que nos vamos anulando, cómo vamos perdiendo la piel en el camino y no lo notamos, pero algún día llega la luz, algún día nos llega la información y eso es lo que quiero ser para tantas que todavía están esperando el milagro de ver el cambio de alguien que no está interesado en cambiar, pues para qué hacerlo si donde están y como están les va bien. Ayudar a tantas a entender que no podemos cambiar a otros, (ni siquiera a nuestros hijos que parimos y criamos), sólo nos podemos cambiar a nosotras mismas y hasta que no aprendemos y entendemos esto seguimos cargando con cruces ajenas.

Permíteme ayudarte, permíteme ser una pequeña luz que te ayude a encontrar el camino y que te ayude a encontrarte a ti misma.

domingo, 10 de abril de 2011

Aprender a identificar señales

Violencia de Género:

     Es la que se ejerce a las mujeres a través de malos tratos de la pareja, como son agresiones físicas, psicológicas o sexuales. Persigue discriminación y sometimiento. Afecta la dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física.

     Existen “señales comunes” que ayudan a identificar si estás en una relación de violencia. Aprender a identificarlas y buscar ayuda a tiempo evita poner en riesgo tu vida. 

 

Cuando empezar a preocuparse?

    Si él...

  •         Critica tu forma de sentir y/o pensar, a tus amigas, a tus familiares.
  •         Te compara con otras mujeres.
  •          Se enfada por cosas sin importancia.
  •         Te prohíbe o no le gusta que te maquilles.
  •          Se enfada porque no le avisas que sales, si sales sin él o, por no saber a  donde vas.
  •          Pretende anular tus decisiones.
  •         Se molesta si te llaman o sales con tus amigos/as.
  •        Te presiona para tener relaciones sexuales.
  •        Te dice cosas que sabe que te hieren cuando discuten.
  •         Se ríe de ti delante de tus amigos/as.
  •         Te controla las llamadas o los correos electrónicos.
  •         Te humilla o ridiculiza cuando expresas tu opinión.


Cuando huir?

    Si él…
  •        Te amenaza cuando no haces lo que él quiere o si le dices que lo vas a dejar.
  •        Te controla el dinero que gastas, lo que ganas o lo que compras.
  •        Te grita o te empuja
  •        Te asusta decirle que no estás de acuerdo con él en algo.
  •        Te acusa de coquetear cuando estás  con otros hombres.
  •        Te asusta cuando se pone violento.
  •        Es posesivo o celoso.
  •        Sientes que hagas lo que hagas nunca es suficiente para él.


     

¿POR QUE NOS QUEDAMOS CON EL AGRESOR?

Comúnmente podemos encontrarnos que las mujeres que sufren violencia intrafamiliar permanecen en la relación, más aún si la violencia que sufren es la psicológica. Esto así debido a que sienten que el maltrato verbal no es suficiente razón para dejarlo. Se justifica “él es así”, “esa es su forma de hablar”. Se va asumiendo como “normal” la situación. Según las estadísticas  no es sino hasta después de haber transcurrido diez años que las mujeres pudieran tomar la decisión de dejar a su agresor.

Conforme a investigaciones de los especialistas en el tema de violencia intrafamiliar, las principales razones por las que se quedan las mujeres son el miedo y la esperanza.

Miedo por no saber enfrentar la vida solas o no poder mantener económicamente a los hijos (ataduras emocionales y/o económicas… “Sin él no soy nadie” o “no podré sobrevivir económicamente”). Miedo porque se vive con la percepción de que será más difícil salir adelante solas…

Sonsoles comparte por qué ella se quedó más de dos décadas al lado de un maltratador:

“Siempre soñé con criar a mis hijos en lo que entendía era una familia. Creía que permaneciendo al lado de su padre les estaba proporcionando lo que me habían enseñado en la escuela, en la iglesia y la sociedad respecto a lo que significaba la familia. Creía que olvidando mis miedos, mis angustias y mis necesidades les estaba dando la oportunidad de una familia. Siempre escuché que había que sacrificarse por los hijos, que lo más importante para su formación era que se criaran con su padre y su madre.

Escuchaba constantemente ‘cómo le vas a poner un padrastro a tus hijos? ’’el que no es cojo es manco y él está obligado con ellos’. ‘Pero si es un hombre responsable, a ustedes no les falta nada’. Estos eran algunos de los argumentos que me daban para que siguiera”.

          La otra razón es la esperanza de creer que con amor se puede cambiar la conducta del agresor.

          “Me quedé pensando que aquello era una historia de amor”.  Dice Sonsoles.

          “Me quedé luchando por crear para mis hijos una familia con amor, con respeto, me quedé para luchar por un mejor futuro; me quedé porque creía en eso de envejecer juntos y tenía la esperanza de que él cambiaría con mi amor, que iba a valorar mi sacrificio, mi amor, mi entrega. Por eso me quedé, porque siempre creía que sería diferente, siempre creía que no habría una próxima vez.

Cuando las mujeres no tienen marcas físicas que mostrar al mundo, hacen suyas creencias que se han adquirido cultural y socialmente a lo largo de sus vidas y que validan las conductas violentas como una forma de resolver conflictos. Algunos mitos que se pueden citar son:

·         “La mujer nació para sufrir”.
·         “La mayoría de los hombres hacen eso…”
·         “En pleito de marido y mujer, nadie se puede meter”
·         “El matrimonio es una cruz y hay que aguantarla”
·         “Por el bien de los hijos hay que quedarse…Tú no puedes destruir tu familia, ni dejarlos sin padre”
·         “El matrimonio es para toda la vida”

Sonsoles continuó:

“Quise dar una familia a mis hijos, pero me faltaba lo más importante, vida propia, mi integridad como persona, me faltaba poder decidir por mi misma lo que quería para mi vida. Me faltaba vivir sin miedo, me faltaba vivir sin incertidumbre y el temor de no saber como llegaría cada día ese padre, si me acariciaría, me insultaría o sería agredida. ¿Era eso una familia?”

La mujer que se queda en una relación de violencia por las razones que sea, arrastra también a sus hijos y aquello que se persigue de proveer una familia con mamá y papá presentes puede volverse en su contra y en contra de los suyos. Los hijos que resultan de un hogar disfuncional tienden a repetir la misma historia que ven en sus hogares; las hijas se convierten en víctimas y los hijos en victimarios. Crecen con miedos, frustraciones, dolor. Tienen daños emocionales tan fuertes como la madre y potencialmente se convierten en multiplicadores de otros hogares disfuncionales en el futuro.