domingo, 28 de agosto de 2011

¿Duele el amor?

El amor es un sentimiento tan puro que definirlo con palabras exactas cuesta. Es una especie de “magia” que nos hace soñar, nos hace sentir libres y nos hace proclives de compartir ese estado de cosas con la persona que uno quiere.

Uno de los aspectos principales del amor es el de dar sin recibir nada a cambio; es anteponer las necesidades del ser que uno ama sobre las propias sin considerarlo a su vez un sacrificio. Es el sentimiento más puro, libre y desinteresado; no es egoísta. Es entregar sin esperar nada a cambio…Es como reza Corintios I, capítulo 13, en sus versículos 4 y 5: “El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.” 

Aunque parezca cursi o trillado posiblemente esta sea la forma más exacta de definir el amor, no así cuando se maltrata, golpea, grita, se “anula” a una persona hasta “cosificarla”, hasta hacerla sentir que no es nadie, que es un objeto y que sus sentimientos no cuentan; esto no es amor, esto es Violencia.

Las víctimas de violencia no viven amor, viven sometimiento y bajo el sentimiento de querer ganar aceptación por parte de su agresor actúan incasablemente para complacerlo y no “provocar” en él ira y enojo. Incluso, estas víctimas pueden llegar a mostrarse dóciles a fin de ganar “aprecio y amor”, cuando por el contrario, lo que pudieran alcanzar con este comportamiento es odio y sadismo hacia ellas, pues estos seres perversos mal utilizan esta sumisión para abusar y tener el control de la relación.

Cuando hay violencia se hace daño en nombre del amor. Sergio Sinay en su libro “Las Condiciones del Buen Amor” señala lo siguiente: “El buen amor o amor sano es posible cuando nace respetando las diferencias y cuando esto a su vez se convierte en una cuestión de principios innegociables.”                  

Que definición tan acertada de lo que es el amor sano, sin embargo, tradicionalmente educan a las mujeres para ser la “media naranja” del otro. En el amor no se trata de ser la mitad del otro; se trata de ser dos personas enteras con sus gustos, preferencias y deseos, que inician una relación, un proyecto de vida juntos. Basado en esto último, el amor también es aceptar las diferencias…Es mantener nuestra esencia, aquello que nos permite demostrar lo que verdaderamente somos.

Las relaciones saludables se basan en un afecto sincero, requieren confianza y respeto mutuo. No se debe hacer del amor una guerra. ¿Por qué vivir prisionera, aterrada, angustiada, avasallada y sometida en nombre del amor? ¿Por qué conformarnos con menos de lo que merecemos? El amor no duele y quien te quiere no te maltrata…