jueves, 21 de julio de 2011

¡Otra más…!

“¡Otra más…!” escuché esta frase recientemente esperando que me brindaran servicio en un banco comercial.  No puedo negar que sentí una curiosidad enorme cuando oí aquel señor de unos cincuenta y tantos años decir aquello con un periódico en la mano; ¿a qué se refería exactamente? ¿Qué quería decir con “¡otra más…!”? Disimuladamente me acerqué haciendo creer que buscaba algo que se me había caído al suelo y así, de esta manera ver que estaba leyendo este señor. Aquella exclamación de  “¡Otra más…”! no era otra cosa que un caso más de otra mujer asesinada  a manos de su pareja; un caso más de los tantos que nos han impresionado en los últimos años y que en meses recientes es tanto el bombardeo de estas terribles noticias que dejan claro que las estadísticas de muerte por violencia crecen de manera acelerada. En ese momento sentí una enorme indignación, pues me percaté de cómo vamos perdiendo nuestra capacidad de asombro, hablamos de “otra más” como si nos estuviéramos refiriendo a un evento normal. Es como si viéramos las estadísticas de una de nuestras glorias dominicanas en el baseball. Nos queda tan claro el brazo poderoso de un jugador de la talla de Alex Rodríguez o Sammy Sosa que sus “jonrones” los esperamos como algo normal, apostamos a que así será.  Y así va sucediendo: son tantos los casos que vemos en el periódico que ya no nos asombramos, ¿qué estamos haciendo nosotros para evitarlo? Posiblemente algunos pensaremos  que es poco lo que podemos hacer, que esto es tema de fiscales, policías, psicólogos, psiquiatras, pues NO y rotundamente ¡NO! Esto es un grave problema social que nos afecta a todos. Que no podemos seguir haciéndonos eco al ver las noticias y exclamar “¡otra más!” Desde nuestra posición como ciudadanos estos casos de violencia se pueden evitar si tan solo dejamos de mitificar socialmente los problemas de abuso como si fueran problemas normales de pareja. Y cuando hablo de mitificar me refiero a todas las veces que vemos y oímos cerca de nosotros relaciones abusivas y solamente exclamamos “en pleito de marido y mujer nadie se puede meter” o “eso es lo de nunca acabar, ahí están matándose nuevamente para después arreglarse”. ¿Por qué no actuamos? Si tan sólo entendiéramos que estas mujeres que terminan con una muerte física, ya hace años que ese maltratador las ha asesinado psicológicamente, ha logrado que ellas sean “nadie”. Estas mujeres aterradas, reducidas y desvalorizadas necesitan apoyo e información. Si hoy hacemos un ejercicio mental, me atrevo a afirmar de manera categórica que conocemos al menos un caso en el cual podemos identificar violencia (una relación cuya base es el abuso o maltrato físico o verbal). Acerquémonos a estas mujeres, recomendemos el uso de las fiscalías para proteger sus vidas u otras organizaciones como la Fundación Rescatando Mariposas. Reconocer un caso de violencia y quedarnos de brazos cruzados es permitir tácitamente que suceda ¡otro caso más! Peor aún, estas noticias indirectamente incentivan a hombres violentos a seguir cometiendo femenicidios porque sienten que nadie está haciendo nada, que sólo unos cuantos luchan para erradicar este mal social, No permitamos que las estadísticas sigan creciendo, ¡detengamos la violencia! Escríbenos rescatandomariposas@gmail.com
Zoé

No hay comentarios:

Publicar un comentario