Cuando he tenido dudas sobre qué camino tomar me gusta consultar a esta amiga, la luna, quizás es conversar conmigo misma. Quisiera prestar mis alas a tantas otras que esperan que ocurra el milagro que las saque del infierno en que viven, muchas hablan de esto pero pocas saben lo que siento pues no lo han sufrido, es muy fácil hablar de lo que no has vivido pues te permite criticar sin haber sentido. A veces cuando trato de ayudar a otras es como sentir ser un poco el Quijote, pues es luchar contra molinos de viento, es luchar contra todo un sistema que a veces nosotras mismas sostenemos. Realmente todas las que luchamos en el tema de la violencia intrafamiliar somos vistas como raras, pero cuando sabes, cuando conoces, es egoísmo callar. Y surgen dudas, y surgen temores, pero es imperioso seguir, pues esta desnudez del alma, esta desnudez del cuerpo es reencontrarse, es volver a ser yo, es retomar mi vida donde la perdí, donde perdí el control, donde perdí la autonomía, donde perdí mi identidad, lo cual quizás sucedió al nacer pues cuando llegamos a familias donde lo que prima es un sistema autoritario y patriarcal no hay mucho donde buscar, no es fácil encontrar el camino que nos conduzca a la liberación.
Ayer estuve conversando con una de tantas y que triste es oír que creemos que no podemos seguir solas y cuando oímos su historia nos damos cuenta que hace mucho están solas. ¡Pero qué bueno es entender que podemos solas, qué bueno es saber que la vida no termina, qué bueno es ser dueñas de nuestras vidas y tener el control, ese control que nos arrebataron hace tantos siglos!
A veces pienso en el pasado y realmente no entiendo cómo es que nos vamos anulando, cómo vamos perdiendo la piel en el camino y no lo notamos, pero algún día llega la luz, algún día nos llega la información y eso es lo que quiero ser para tantas que todavía están esperando el milagro de ver el cambio de alguien que no está interesado en cambiar, pues para qué hacerlo si donde están y como están les va bien. Ayudar a tantas a entender que no podemos cambiar a otros, (ni siquiera a nuestros hijos que parimos y criamos), sólo nos podemos cambiar a nosotras mismas y hasta que no aprendemos y entendemos esto seguimos cargando con cruces ajenas.
Permíteme ayudarte, permíteme ser una pequeña luz que te ayude a encontrar el camino y que te ayude a encontrarte a ti misma.
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