La violencia se establece progresivamente en la pareja y generalmente inicia con agresiones psicológicas, hasta terminar en violencia física y llegar incluso, al homicidio. En la mayoría de los casos no ocurre en forma continua sino que obedece a ciclos que con el paso del tiempo se hacen más frecuentes. La intensidad de cada ciclo de violencia obedece a que el agresor siente que va perdiendo “control” sobre su víctima y necesita demostrar poder.
El agresor de forma consistente denigra a su pareja, lo que es, dice o hace; descalifica a la víctima afectando su autoestima; las amenazas y manipulaciones son también parte de las ”armas” que utiliza el agresor contra su víctima.
El ciclo consta de las siguientes fases:
v Tensión:
Es la primera fase del ciclo de violencia y se da cuando surgen eventos externos que causan la impotencia del agresor (se pueden citar como ejemplos, los conflictos en el trabajo o la ausencia de este, la falta de dinero que impide el pago de cuentas, entre otras). La tensión es el resultado de la suma de las frustraciones que siente el agresor.
v Estallido:
Durante esta etapa se acumula tensión y el agresor decide reaccionar contra su pareja mediante el abuso verbal, insultos y/o acusaciones, ataques físicos o ataques sexuales violentos. El abuso siempre es intencional y nunca es accidental; busca herir, humillar, tener poder o control sobre una persona. En esta etapa el agresor pasa a la acción!
v Luna de Miel:
En esta etapa se da el “arrepentimiento”. El agresor se muestra cariñoso, hace regalos y trata de mostrar su arrepentimiento. Pudiese también adoptar un rol de víctima para manipular a su pareja. De esta manera, el agresor persigue justificar su reacción. Busca minimizar lo sucedido a través de culpar a otros que, en la mayoría de las veces suele ser la misma victima, haciéndola sentir la razón principal por la que él estallara: “Tú me provocas”; “si no hubieses dicho…o hecho esto” son frases comunes que utiliza el agresor como mecanismo de defensa y justificación ante su reacción.
Mediante esta etapa el agresor persigue convencer a la víctima con “la ilusión del cambio” de parte de él mismo. La victima por su parte empieza a creer esta interpretación y a atribuir al agresor aspectos que ayudan a negar la realidad (“el es bueno…”, “el me quiere”, “el está teniendo problemas”).
Con el tiempo esta fase se va reduciendo, siendo cada vez mas breve y hasta llegar a desaparecer. En cambio, la etapa del estallido se intensifica cada vez más en la medida que el ciclo es más frecuente.
La mujer maltratada tarda para identificar que está viviendo una situación de violencia; cuando ya se decide a pedir ayuda posiblemente ha pasado varias veces por el ciclo, por tanto, generalmente recibe la ayuda cuando ha perdido confianza en sí misma y su autoestima está disminuida. Otros de los sentimientos que tiene la víctima de violencia es ansiedad, depresión, ira, adicción, dificultad para relacionarse, soledad (se aísla del entorno familiar o de amistad), agotamiento y somatización.